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Este  cambio  se  debe  a  los  avances  en  los  estudios  de  neuroimagen  y

               neuropatología que aportan evidencias de alteraciones cerebrales en los pacientes
               esquizofrénicos.  Los  datos  apuntan  hacia  un  trastorno  en  el  desarrollo  inicial  del

               cerebro  más  que  a  un  proceso  degenerativo  (Gottesman,  1991).  Un  hecho  que
               nunca  ha  sido  cuestionado  es  la  mayor  frecuencia  de  esquizofrenia  entre  los

               familiares  de  pacientes  afectados  por  el  trastorno  que  en  la  población  general
               (Gottesman, 1991).



               Empezando por las teorías genéticas hay estudios sobre  la esquizofrenia:


               Los estudios familiares (Gottesman, 1991) demuestran que los familiares en primer

               grado  presentan  un  riesgo  de  padecer  el  trastorno  10  veces  superior  al  de  la
               población  normal,  pero  no  permiten  diferenciar  los  riesgos  derivados  de  factores

               genéticos y ambientales. Información más específica sobre los factores genéticos de

               la esquizofrenia procede de los estudios de adopción y gemelos.


               Los estudios de adopción permiten demostrar la mayor prevalencia del trastorno en
               hijos  de  padres  biológicos  esquizofrénicos  educados  por  padres  adoptivos  no

               esquizofrénicos,  respecto  a hijos  adoptivos de  padres biológicos que no  padecían

               esquizofrenia. Del mismo  modo han puesto de manifiesto que el educarse en una
               familia con un miembro afecto no aumenta significativamente el riesgo de padecer

               esquizofrenia  (Tienari,  1994;  Kety,  Wender,  Jacobsen  et  al.,  1994;  Kendler,
               Gruemberg y  Kinney, 1994).



               En los estudios de gemelos se ha constatado que la concordancia entre gemelos
               dicigotos es del 14% mientras que entre monocigotos alcanza el 40 ó 50%. El riesgo

               de que los descendientes del gemelo monocigoto sano padezcan esquizofrenia es el
               mismo  que  el  de  los  del  gemelo  afecto.  Esto  indica  que  el  gemelo  sano  podría

               presentar  un  genotipo  no  expresado  de  la  enfermedad.  El  estudio  de  gemelos

               monocigóticos  criados  por  separado  demostró  que  la  concordancia  se  mantenía
               pese  a  los  diferentes  ambientes  postnatales  (Gottesman  y  Shields,  1982),

               (Gottesman  y  Bertelsen, 1989).











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