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Con independencia de donde aparezcan, los síntomas característicos de la
esquizofrenia son básicamente los mismos: ideas delirantes, alucinaciones,
trastornos del pensamiento, trastornos catatónicos y síntomas negativos. Sin
embargo, la forma en que surgen y el tipo particular de síntomas relevantes pueden
variar entre los distintos individuos y culturas. Además, debido a las diferencias
existentes en las costumbres y expectativas sociales, las culturas difieren en la
valoración de la importancia de los distintos síntomas.
Diferencias en la evolución y el pronóstico de la enfermedad entre países
desarrollados y países en vías de desarrollo
Estudios de la OMS y de ICMR han demostrado invariablemente que los pacientes
de países en vías de desarrollo tienen una evolución y un pronóstico más favorables,
así como tasas mayores de recuperación (OMS, 1979; ICMR, 1988; Kulhara, 1994).
El primer indicio de que el curso del trastorno es diferente en poblaciones de color
no europeas lo proporcionó el estudio de Murphy y Raman (1971) en Mauricio. Estos
autores descubrieron que la evolución del trastorno en los indígenas negros y en las
personas de origen indio era más benigna, el pronóstico era más favorable que entre
los europeos de raza blanca. Kulhara y Wig (1978) publicaron descubrimientos
parecidos en la India.
Dos estudios de la OMS han puesto de manifiesto que en países en vías de
desarrollo el pronóstico de la enfermedad es favorable en el doble de los pacientes
diagnosticados de esquizofrenia que en los países desarrollados (OMS, 1979;
Jablensky et al., 1992).
En el estudio IPPS una investigación transcultural de 1202 pacientes en nueve
países (OMS, 1973), se observó que después de un seguimiento de dos años, los
pacientes con un diagnóstico inicial de esquizofrenia se caracterizaban por una
evolución y un pronóstico de la enfermedad más favorables en los centros de los
países en vías de desarrollo (OMS, 1979). En un seguimiento a cinco años las
consecuencias clínicas y sociales también fueron mejores en pacientes de países en
vías de desarrollo que en países desarrollados (Leff et al., 1990).
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